Las famosas rabietas

De todos es sabido que hay una etapa en que los niños tienen rabietas, que es una etapa dura tanto para ellos como para nosotros.
Casi todo lo que leo sobre las rabietas está enfocado a los niños, a como se sienten, al por qué de este comportamiento, a cómo interpretarlo y actuar...Pero hay otra cara de la moneda y somos nosotros, los padres, porque las rabietas nos afectan y mucho.

Mi bichito con algo más de 2 años en más de una ocasión ya nos ha dado una buena muestra de lo que es un rabieta, nos ha enseñado su enfado, su disconformidad, su cansancio, su impotencia, su frustración y nosotros hemos intentado actuar en consecuencia, acompañando, comprendiendo, enseñando e intentando entender la situación.

El problema es que la situación es muy tensa y no siempre estás de buen humor, otras veces asoman esos fantasmas de tu educación y resuenan en tu cabeza algunas de las ideas de tus más allegados y en este punto es muy complicado pensar con claridad y actuar de la manera que quisieras.

En algunas situaciones nos equivocamos y nos damos cuenta que él manifiesta la rabieta pero que nosotros también la estamos teniendo pues llegamos a ser conscientes que, en esa ocasión, aquello que pide no es tan desmesurado y que es totalmente factible, que somos nosotros quien con nuestra actitud demostramos que no somos capaces de controlar nuestras emociones, que tenemos miedo a que se cumpla aquello que tantas veces nos han dicho: "si le das todo lo que quiere se te va a subir a las barbas" y nos encerramos más en nuestra rabieta, pero ¿ por qué no ceder si vemos que nos hemos equivocado? ¿por qué no dar marcha atrás? de esta forma también les enseñamos algo muy valioso a los niños y es que todos nos podemos equivocar y que en tal caso se puede ceder y rectificar.
Otras veces nos resulta complicado ponernos en su lugar para entender el porqué de esa reacción tan desmesurada y cuesta no caer en el tópico de no hacerle ningún caso para que no se salga con la suya y es que acompañar no significa dejar hacer, puedo entender su reacción, puedo abrazarle y no darle lo que provoca la rabieta.

Cada vez que mi hijo tiene una rabieta dentro de mi surgen un montón de conflictos, conflictos del presente y del pasado, vienen a mi recuerdos y sentimientos de mi infancia y me cuesta comprender que mi hijo en esos momentos no quiera que me acerque a él, no quiera que le ayude, me cuesta no poder abrazarle, porque todo ello provoca en él más rabia, tengo que esperar pacientemente a que cambie su llanto para poder acercarme a él y es que también debemos respetar su enfado.

A nosotros lo que mejor nos funciona es intentar evitar la rabieta, pero en muchas ocasiones resulta muy complicado el discernir que es lo verdaderamente pasable y que no, que le podemos permitir y que no, en teoría es simple, si no es peligroso, ¿por qué no dejarle hacer?
Pero en realidad hay muchos más factores que intervienen, hay cosas que ya sea por costumbre, por cultura o por manía no nos gustan e intentamos que nuestros hijos aprendan ese patrón, queremos que para ellos también sean importantes ciertas conductas y descarten otras, que aprendan que en nuestra casa hay unas normas que no tienen porque coincidir con las de otras casas.
Otras veces las prisas a las que estamos sometidos complican mucho la situación y nos dificultan evitar la rabieta porque ellos no tienen reloj ni entienden de tiempos, ellos viven en el momento, sin prisas.

Sé que con el tiempo nuestro pequeño cada vez será capaz de expresar mejor sus sentimientos, de entender nuestras razones, de esperar y de ceder, hasta entonces sólo nos queda armarnos de paciencia e intentar pasar esta etapa de la mejor manera posible, aprendiendo de él y con él.

4 comentarios:

  1. Qué difícil es lo de las rabietas!!! Centollito creo que todavía está empezando, más que rabietas se encabezona en algo, y de pronto me descubro a mí misma tan encabezonada o más que él... Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices, lo mejor es no llegar ahí, pero ¡qué difícil es a veces! Yo me descubro con frecuencia diciendo que no a cosas sólo por la costumbre aprendida del NO a todo... hasta que me relajo, valoro y decido... espero cojer soltura y no tener que rectificar tanto ejejejej
    Paciencia y paciencia... al final es la mejor receta!

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    1. Pues espero que no las coja con muchas ganas...bichito siempre ha tenido mucho carácter y las ideas muy claras, aunque la verdad que es un niño bastante razonable pero claro a veces explota ( como todos ) y ahí sólo nos queda intentar no explotar con él.
      Seguiré al pie de la letra tu receta que creo que es la mejor ;-)
      Besos y gracias por comentar!!!

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  2. Yo tengo tres hijos:dos niñas y un niño.A veces me veo en la obligación de castigar o reñir al mediano o a la mas pequeña porque los demás no entienden que hay normas que el otro aun no es capaz de cumplir por si mismo y esto es motivo de celos y rabieta por parte del mayor.Es una situación muy difícil ,agradecería ayuda.muchas gracias

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    1. Uy, pues no sé si te puedo ayudar, mi experiencia es pequeña y con un solo niño, en el caso de tener 3 no sé como lo haría.
      Tampoco sé que edad tienen tus hijos...
      Lo único que te puedo aconsejar es un par de libros que quizás te puedan dar ideas, uno es el de Sin rabietas ni conflictos de Rosa
      Jové y el otro "Como hablar para que los niños escuchen y como escuchar para que los niños hablen".
      Algo que también te puede ayudar y que yo intento tener siempre presente es ponerme a su nivel he intentar ver el mundo desde su perspectiva.
      Un saludo y espero que poco a poco vayas encontrando soluciones.

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Me encantará leer vuestros comentarios, gracias!