¿Y tú, con que ojos miras el mundo?

Que diferente se viven las cosas según los ojos con que mires el mundo, una misma acción, una misma persona puede ser tan distinta según se mire...

Los niños ven el mundo desde la inocencia, el asombro, la curiosidad, por ello no entienden muchas de nuestras acciones y es que según vamos creciendo adquirimos una nueva mirada.

Hay quien olvida por completo aquello que sentía cuando era pequeño, otros recuerdan con nostalgia aquella sensación de felicidad y algunos intentamos tener presente aquella mirada de nuestra infancia a la hora de tratar con niños para poder entender sus reacciones, sus pensamientos y no verlos desde una mirada adulta, porque si hacemos eso es cuando vemos bebés aprovechados y niños tiranos, atribuimos conductas adultas y aprendidas a bebés instintivos y entramos en una lucha entre la razón y el corazón.

Desde el razonamiento adulto un bebé que simplemente llora sin motivo palpable ni aparente, lo hace para llamar nuestra atención, nada más lejos de la realidad, pero no por capricho sino por necesidad, una necesidad que nuestro corazón capta y de primeras nos empuja a consolar, pero que nuestra razón, contaminada por esta sociedad, en muchas ocasiones menosprecia.

Muchas veces me pregunto como sería el mundo si volviéramos a la mirada de nuestra infancia, si nos quitáramos todos los perjuicios, recuperásemos toda la inocencia, eliminásemos el rencor y fuéramos capaces de vivir el presente tal y como hicimos en su día.

¿No sería un mundo mucho mejor?


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